ATAR LOS PERROS CON LONGANIZA

 

La expresión se usa con cierta ironía cuando se pondera o exagera el nivel económico y la esplendidez de alguien. También se dice cuando una persona pretende excederse en cuestión de gastos y consumo. El origen del modismo se cree que proviene de un simpático suceso ocurrido en la localidad salmantina de Candelario, concretamente en la fábrica de embutidos de Constantino Rico, industrial del sector conocido cariñosamente con el apodo de Tío Rico. Parece ser que un cierto día una de las empleadas, cansada de los intentos de un perro hambriento por colarse en la fábrica, decidió atarlo a un poste de la entrada a la factoría. Sin embargo, al no encontrar nada con qué amarrarlo, no dudó en echar mano de una ristra de longanizas. Probablemente, alguien que vio atado al can de esta guisa corrió la voz, y los lugareños empezaron a decir en broma que "el Tío Rico es tan rico que en su casa atan los perros con longanizas".