Entre los militares, el bautismo de fuego designa la primera vez que un soldado entra en combate. Parece ser que esta expresión nació tras la batalla que mantuvo en 1262 el rey Alfonso X el Sabio con el musulmán Ibn Mahfud en el sitio de Niebla, en Huelva, España. En esta contienda, los musulmanes emplearon por primera vez las armas de fuego, hasta entonces desconocidas en las guerras peninsulares. A partir de ese momento, el uso de la artillería se generalizó y dio lugar a algunos términos populares dentro de la terminología militar, como la expresión recibir bautismo de fuego. Debido a que las tropas estaban formadas por gran número de soldados de orígenes y creencias dispares, a aquellos que no habían recibido el bautismo se les administraba el sacramento, para que pudieran recibir la eucaristía, como mandaba la tradición y los cánones de los caballeros, y enfrentarse al enemigo como auténticos cristianos.
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BAUTISMO DE FUEGO