DOS JÓVENES ESPOSOS DESCUBREN ALGO EXTRAÑO MIENTRAS LIMPIABAN UNA VIEJA BUHARDILLA DE UN CASERÓN PERTENECIENTE A SU BISABUELA
Laura y su marido iban cada verano de vacaciones a un caserón
antiguo que estaba en medio del bosque, en el cual vivió su bisabuela,
hasta que falleció años después de que desapareciera Andrés, el
bisabuelo de Laura, en extrañas circunstancias.
A ellos les encantaba hacer senderismo por allí. Sin embargo, ese año
había desastres naturales en aquella zona y no podía dedicarse al
deporte del senderismo así que decidieron quedarse en la casa y jugar a
juegos de mesa y bañarse en un pequeño lago que había a pocos metros de
la casa.
Esa tarde el marido fue al trastero, que se encontraba detrás de la
casa, a coger una madera para encender la chimenea pues llovía mucho y
hacía un frío insoportable.
Cuando salía de allí, sonó un raspar en una de aquellas gigantesca
vasijas que moraban en aquel lugar como 100 años y pensó en que todos
los años lo escuchaba y ése sería el último.
Le comentó a Laura que allí debía haber una rata o serpiente y
decidieron limpiar entre los dos aquel cobertizo, que no se había
tocado desde que murió su abuela y así se entretenían en algo.
A la mañana siguiente se pusieron manos a la obra. Aquel sitio estaba
inundado de polvo, telas de araña y nidos de pájaros vacíos, pero por
ningún sitio se veían ni ratas, ni serpiente alguna, así que decidieron
abrir aquellas vasijas. Pues podía ser que dentro de alguna de ellas
hubiese caído el pobre animal y estuviese luchando por salir de allí.
Cuál fue su sorpresa al encontrar que al abrir la vasija más grande, no
encontraron más que huesos, pero no de animal, sino de una persona y
unos de los huesos del brazo -tal vez radio o cúbito- estaba desgastado
como si hubiera estado raspando la vasija para que le sacaran de la
vasija.
Laura y su marido decidieron ir al pueblo a investigar, para saber de quién podían ser aquellos huesos.
Estuvieron como dos días preguntando a la gente, todos los que
habitaban aquel pueblo desde hace tiempo le contaron lo mismo: Su
bisabuela, en un ataque de locura, por las palizas que le daba su
marido, decidió matarlo, pero que nunca supieron qué fue de él, pues no
encontraron su cadáver.