SER UN AS

 

Hoy, la expresión ser un as se utiliza para resaltar las cualidades sobresalientes de una persona. Fue introducida en España por los aviadores franceses, durante la Primera Guerra Mundial. Entre éstos, el as, que en el idioma francés también significa el número uno, era el piloto del escuadrón que alcanzaba el mayor número de víctimas derribando aparatos enemigos. Y al mejor de ellos se le conocía como as de ases. No obstante, hace siglos, ser un as tenía un significado bien distinto en España. Así, cuando se decía que un individuo era un as, el susodicho se consideraba ofendido, ya que ese as era una forma abreviada de la palabra asno.